miércoles, 26 de enero de 2011

LA I-RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL


LA I-RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL
Estaba jugando a las palabras con mi hijo y recordé esa que tanto gusta a mi vecino de Blog, el amigo Félix, ese sonoro vocablo griego de OXIMORON. El juego era buscar palabras soeces y, aprovechando la x, la he soltado para regocijo de una mente preadolescente. Mis sonrisas me han llevado de un sitio a otro en el pensamiento y he llegado a la conclusión de que si había un oximorón soez era ese de la Responsabilidad Social Empresarial. Curiosamente esta mentira con mayúsculas, esta contradicción de conceptos ha ganado adeptos hasta en el enemigo. Hoy todos hablamos de este desiderátum inviable que sería una empresa preocupada por la sociedad, y lo peor no es pensarlo, lo peor es creer que es posible.
Los grandes <capitanes> de la preindustria inglesa lo tenían más claro, para ellos los trabajadores eran carne de cañón, semihumanos que alcanzarían el paraíso si eran capaces de soportar el infierno de su vida. Y esa claridad los convirtió en el referente social de una modernidad iniciática. Nunca una empresa ha tenido más objetivo, ni voluntad, que el incremento del beneficio a cualquier precio y por encima de todo. Cuando ahora muchos se llenan la boca de la importancia social de la empresa parecen olvidar que día a día cuando estás pierden (o tienen menos beneficio), hacen las maletas, cogen la bolsa y escapan a celebrarlo lo más lejos posible. Y todo ello sin importarles un bledo lo que queda atrás, las angustias, los miedos o las miserias.
“…, parece casi imposible transformar a las personas, después de la pubertad, en trabajadores útiles para la fábrica,..”
Las personas sin una base moral y religiosa, a causa de la tendencia de la naturaleza humana hacia el mal, se convierten en prisioneros necesarios de los prejuicios y los vicios; sólo pueden ver las cosas desde un lado, el que les muestra su egoísmo tenebroso; son fácilmente incitados a la rebelión por hábiles demagogos y tienden a ver a sus mejores bienhechores, los emprendedores y sobrios capitalistas, de forma envidiosa y hostil.”
Puede que su vida no sea agradable pero “la primera gran lección que transmiten conjuntamente la filosofía y la religión es que el hombre no debe esperar su mayor felicidad en esta vida, sino en la vida futura”[1].
Es un frase de 1835, pero lamentablemente podría ser firmada por cualquier neocapitalista sin ningún rubor. ¿O no ponen en cuestión este curioso vicio obrero de querer mejorar sus salarios y sus condiciones laborales? Es verdad que los paniaguados palmeros ya no son el <puritanismo> eclesial, o una burguesía naciente, o una nobleza en derribo. Ahora los místicos medios de in-comunicación aplauden a rabiar cualquier propuesta que debilite de la calidad de vida (no tardarán en hablar de cantidad) de la mayoría de la población (la que trabaja). Ver al gran capital concelebrando en la Moncloa el sacrificio de los trabajadores pone los pelos de punta, pero lo peor es que encima los santifiquemos.
Bueno, pues eso, le he dicho a mi hijo que si quiere decir una palabrota realmente fea diga Responsabilidad Social Empresarial, y que se echen a temblar sus compañeros de farras dialécticas (a las otras todavía no ha llegado), para cuando se les ocurra una  más burra.


[1] Citado en FRÖBEL, F., HEINRICHS, J., y KREYE, O. (1980) La nueva división internacional del trabajo. Madrid, Siglo XXI, p. 48

1 comentario:

  1. Manolo,

    Que no se puede ser tan clásico... Con lo bonito que es buscar contradicciones, ambiguedades y mixturas cotidianamente.

    Por otra parte, muy fuerte has empezado con el blog. El problema va a ser superarte día a día.

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